Me escape de casa en noche buena, mamá había dicho que santa no vendría porque no teníamos un árbol de navidad para colocar los regalos.
Salí guiado por un camino colorido de luces a buscar mi obsequio, hipnotizado con el olor a navidad, abrigado por el frió esperando la nieve que no llegaría.
Llevaba galletas de chispa de chocolate y un vaso de leche que ya sin leche seguía en la búsqueda de nuestro querido Santa Claus. Entre saludos y fuegos artificiales las galletas desaparecieron, asustado como un cachorro decidí volver.
Limpie mis lagrimas.. sí rompí a llorar quería mi regalo y no llevaba nada para ganármelo. Justo entonces vi a un hombre gordo de barba blanca, traje rojo, cinturón negro mas alto de lo que imagine, extendió para mi una cajita con un deseo dentro.
En casa al llegar mi mama estaba preocupada, pero de mi parte mis mejillas sonriente ya no me dejaban ver, brindaron por mi.
Unos meses después me confesaron que santa no existía, ahora que llego una vez más la navidad estoy ingenuamente confundido, mi deseo se cumplió: tengo un árbol de navidad..pero aun no hay regalos.
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